Se acerca la navidad, y con ella unas semanas de puro consumismo. Las madres y los padres nos esforzamos por que nuestros hijos no caigan en ello, y por eso es importante elegir bien qué regalos les vamos a hacer.
Hace un día publiqué en Instagram la encuesta: “estas navidades, juguetes musicales, ¿sí o no?”, y el 100% de las respuestas fueron SÍ.
Vale, lo admito, quizás había algo de trampa en la pregunta, o al menos no era clara y explícita del todo. Pero mi respuesta es NO.
Si abrimos los folletos publicitarios con los que bombardean nuestros buzones, veremos gran cantidad de juguetes: muñecos, coches, juegos de mesa, superhéroes, cocinitas, etc. Y cómo no, también hay un apartado en el que podemos encontrar juguetes musicales.
¿Por qué no creo en ellos? Porque no entiendo su función. Un juguete musical es un instrumento de mentira. Normalmente no se corresponde al material de dicho instrumento (el material es de máxima importancia y define en gran medida su sonido), ni a las dimensiones, ni a la forma de funcionamiento, ni al sonido que reproduce.
Normalmente estas características son sustituidas por colores chillones, sonidos estridentes (y muy a menudo desagradables), teclas que suenan por sí solas, entre otras cosas. Por lo tanto, son juguetes que a pesar de ser musicales, tienen muy poco interés musical ni artístico. Suelen echar por tierra la creatividad de los niños, ya que muchas veces pulsando un botón hacen ellos mismos una melodía, por lo que en alguna medida desprecian el talento y el potencial de los más pequeños.
Muchos de ellos, además, no respetan ni la ergonomía, ni la fisionomía ni la mecánica del instrumento que tratan de imitar: guitarras con botones, metalófonos que supuestamente reproducen una escala pero que al tocarlos suenan notas aleatorias (con las que difícilmente se puede crear una melodía con sentido), “trompetas” que al soplar sólo reproducen un sonido (y además muy desagradable)…
Un instrumento musical es un objeto delicado, con un sonido que requiere de nuestra acción para ser producido.
Puedes estar pensando en “cómo le voy a regalar a mi bebé un instrumento de verdad; lo puede romper, no sabe usarlo”.
Lógicamente, dependiendo de la edad, el momento, la sensibilidad, el gusto o la psicomotricidad de tu niño, elegirás un instrumento u otro.
Aquí van algunas recomendaciones:
Bebés de 0-2 años:
Huevos maraca, maracas, claves, cascabeles…
Entre los 2 y los 6 años:
Palos de lluvia, panderos, xilófonos o metalófonos, cajas chinas, triángulos, campanas afinadas, crótalos, kazoos…
A partir de 6 años:
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